INICIO      ENSAYOS      ENTREVISTAS      RESEÑAS      POESÍA & FICCIÓN      COLUMNAS      COLABORADORES      CONTACTO      EDITORES


Todos los textos son propiedad intelectual de sus autores. / El website es propiedad intelectual de La Vaca Multicolor & Gustavo Faverón Patriau. / La Vaca Multicolor es un mamífero imaginario sin fines de lucro.

Contacto

Milton ha muerto
Por Juan Duchesne Winter    / Publicado en Setiembre, 2023

"La primera proposición admite que Milton vivió y por tanto existió, pues para alcanzar a morir hay que vivir, mientras que la segunda da cabida a la posibilidad de que el susodicho no haya existido ni vivido nunca".

     INICIO      ENSAYOS      ENTREVISTAS      RESEÑAS      POESÍA & FICCIÓN      COLUMNAS      COLABORADORES      CONTACTO      DIRECTOR     

CUENTO

Juan Duchesne Winter es un escritor e intelectual portorriqueño, autor de Fugas incomunistas y Ciudadano insano, entre otros libros.

Hacía un día bonito en la Isla Universitaria Puerto Invisible. Gasas de nubes ataviaban la cúpula del orbe. Las brisas jugaban tranquilas. Parecía domingo. Eran las doce del medio día. Se disfrutaba la calma, el lujo y la voluptuosidad. Cuando de pronto el mundo entero sonó como si se partiera. Un estruendo ensordecedor de hueso, piedra y cielo quebrándose. Entre un bum y un crac. Pero también como una voz que pronunciaba una frase ininteligible. Se escuchó en el centro del campus, en las calles costeras del barrio de Biología, en el barrio de Geografía por la sierra, en los laboratorios de los nómadas, en el Puerto, en los continentes e islas, en el mundo entero, sea dicha la verdad. No todos dan testimonio de que la oyeron, pero nadie niega que se oyó en todas partes. Y segundos después la vida aparentó seguir como siempre, no hubo derrumbes, catástrofes ni víctimas. Todo bien. 

El universo se partió en dos desde entonces: en una porción suficiente en sí misma y y los demás trozos infinitamente multiplicados a los cuales arribamos por el Puerto Invisible. Sólo la secta de los abalorios rotos y la gente bajo su influencia difusa tuvo conciencia de ello desde un principio. El resto de la población universitaria olvidó el acontecimiento y lo internalizó como una verdad inconsciente y, penosamente, indiscutible. Pocos conectaron el gran bum/crac con el hecho de que apenas unos días después comenzaron a aparecer los avisos anónimos: carteles, pasquines, pegadizos, plantillas, murales y hasta anuncios esquivos en la prensa que decían "Milton no existe", sin añadir nada más. Dondequiera, en las palmas que adornaban la gran alameda que conduce a la Biblioteca Universal Bordes, en los pasillos, arcadas, pórticos de las facultades, en los barrios de dormitorios y hospedajes, en las calles del Puerto, en los senderos del Bosque Negro Del Deseo, en las entradas a salas de conferencias, sobre muros, paredes, puertas, columnas, árboles se leía, "Milton no existe" en letras rojas nítidamente estampadas. La gente apenas comentaba: "Viste, que Milton no existe".  Y los más despistados añadían: "Pero... ¿Quién es Milton?", o: "Si no existe, entonces qué importa, no hay lío".

Además, pocos relacionaron lo anterior con la desaparición del Poeta Matemático meses antes. El Poeta Matemático dictaba una conferencia muy anunciada sobre los principios fundamentales de los números reales en uno de los claustros del barrio de Filosofía, cuando llegó al tema del infinito. Era el asunto principal anunciado en la charla. Desde el auditorio alguien lo interrumpió con una pregunta misteriosa que colocó a más de uno al borde de su silla. Ante la pregunta el profesor se inmutó, esbozó una sonrisa perturbada y quedó paralizado en silencio durante segundos eternos, incontables, se volteó sin mirar a nadie y empezó a trazar una línea con tiza a lo largo de la enorme pizarra saturada de cifras, tachando las que encontrara a su paso; al llegar al borde del tablón siguió rayando la pared, luego la puerta, prosiguió con su línea de tiza puerta afuera por las paredes del pasillo, marcando, quizás tachando todo lo que se interpusiera en su camino hasta desaparecer en dirección norte, hacia las estribaciones de la montaña más alta del recinto universitario, donde se dice que medita hasta el día de hoy. Sus admiradores aseguran que el profesor ermitaño trazó desde ese momento histórico la línea infinita a lo largo de la cual se escindiría el universo el día de la muerte de Milton. 

Esa fue la explicación que recibieron algunos de los despistados que preguntaban quien es Milton. "Milton es el que le hizo la pregunta al gran Poeta Matemático", se les dijo. Ese dato, por supuesto, no les sirvió de nada a los ofuscados, pero significa mucho para las pocas personas todavía vivas que no sólo creímos saber quien era Milton, sino que lo vimos, sin contar quienes lo conocieron personalmente, si es que también sobreviven. Nos basamos en la tradición de la secta de los acusmáticos según la cual los pasquines que proclamaban la inexistencia de Milton en verdad daban, quisieran o no, la noticia de su muerte, al tiempo que confirmaban su nacimiento como espectro en aquel momento en que una voz omnipresente pero absolutamente exterior, confundida con un trueno, terremoto o explosión pánica pronunció en modo voice over: "Milton ha muerto". Claro, decir que Milton ha muerto no es igual a decir que Milton no existe. La primera proposición admite que Milton vivió y por tanto existió, pues para alcanzar a morir hay que vivir, mientras que la segunda da cabida a la posibilidad de que el susodicho no haya existido ni vivido nunca, y, sin embargo, lo instala en la existencia al nombrarlo en una frase con sentido. Ambas posibilidades se complican hasta el paroxismo. Por eso sería perfectamente coherente que un día aparecieran por ahí carteles proclamando que "Milton vive". 

La verdad es que un día remoto Milton desembarcó de una nave con bandera desconocida una noche lluviosa en el Puerto, y que al pie del muelle les preguntó a unos estudiantes que iban de juerga, chapoteando en los charcos, que donde era la Universidad. Estos le respondieron entre carcajadas, "Estás justo en ella, todo es la fucking Universidad desde que desembarcas en el Puerto Invisible". Se matriculó para siempre jamás. Su porte alto y delgado, el afro y la tez morena lo distinguían desde lejos. Aparece en los bordes de dos o tres fotos de multitudes borrosas en las que él obviamente no es el objetivo. Cursó en todas las facultades y en ninguna en particular. Era difícil saber si estuvo estudiando medio siglo o un lustro. Su edad era imposible de definir. Aparentaba entre 25 años de vida maltratada y 55 años bien llevados, dependiendo desde donde se lo miraba. Desaparecía por años, volvía por tiempo indefinido. Nadie conocía a alguien que lo conociera, excepto a sus novias. Casi todo el mundo conocía aunque fuera a una ex-novia de Milton. Pero nadie se ha acercado a las ex-novias para entrevistarlas al respecto, sin que se conozcan las causas de esa inquietante omisión. Una secta alquimista del barrio de Literatura Inglesa lo reclamó como avatar del bardo ciego de Albión del mismo nombre. Se infiere que ellos ejecutaron la idea de colocar los carteles "Milton no existe" para afirmar su presencia espectral vía la negación. Es una posibilidad tentadora. 

Se aduce, además, que Milton nunca "trabajó", es decir, que nunca entró al mundo real a ejercer profesión alguna, y por ello se le llama, con hipócrita eufemismo, "estudiante eterno", implicando que fue meramente un "vago" y "atenido". Pero quien habla de esa manera, si estudió en la Isla Universidad Puerto Invisible, nunca se enteró dónde realmente estuvo porque sus habitantes verdaderos, tal vez una fracción renegada y exigua de la población conocida de ese campus, siempre se quedaron afuera, no regresaron a los continentes e islas desde los cuales arribaron al Puerto Invisible, sino que han devuelto por esa ruta a sus dobles a simular que han asumido vida y oficio de provecho. Estas son las condiciones desde las cuales la muerte de Milton nos convoca y nos invita a pensarla una y otra vez ante un universo alucinantemente hendido.

ISSN 2767-1844
FACEBOOK         /         INSTAGRAM         /         TWITTER